La cantidad de riesgos a los que nos enfrentamos por el simple hecho de estar conectados se vuelve incontable en virtud de las diversas capas que se crean en el entorno digital, de hecho, más allá de una expectativa razonable de seguridad que permita generar resiliencia frente al ambiente, sino que más bien, es un territorio inhóspito en el que únicamente aquellas personas capacitadas y con equipamiento especial pueden contar con posibilidades reales de vida.
Así como en ciertas ocasiones el ambiente muta y vuelve más peligrosas las temporadas invernales con nuevos brotes de bacterias y virus, que dan origen a frases coloquiales como las que repetía mi abuela en cada inicio de año, tales como “enero y febrero: meses de desviejadero”, el entorno digital también presenta momentos revueltos en el que los cibernautas se encuentran más expuestos. Generalmente estos riesgos pasan desapercibidos por los mecanismos de acceso que la ciudadanía realiza de manera cotidiana, ya sea a través de conexiones privadas en equipos propios, que sin contar con paquetería relacionada como lo son los antivirus y firewalls, las propias características de las conexiones a las cuales pertenecen y los hábitos y páginas vinculadas, provocan que el nivel de exposición ante amenazas de internet sea mínimo, o cuando menos, que se perciba de esta manera cuando en realidad, no existe un control claro bajo dicho ambiente controlado.
Es así, cuando advertimos que gran parte de las soluciones de seguridad vienen desde el diseño y estructura de los equipos, sus especificaciones y su programación, lo que genera un primer nivel de seguridad con el cual las instituciones hacen frente a este ambiente hostil en el que solamente las personas capacitadas e instruidas en la materia pueden codificar y decodificar el entorno digital, bajo una capa inferior, tal cual se tratara de una obra de ciencia ficción como la película: Matrix, y, en la cual, las empresas proveedoras de soluciones informáticas proporcionan o buscan favorecer el uso, de manera extendida, de paquetería que antes se vendía por separado con los antivirus, al nivel de que el día de hoy, prácticamente todos los equipos cuentan con un firewall predefinido, como mecanismo para dar seguridad no solo a un equipo, sino a una serie de equipos conectados.
En el ámbito de los computadores, este ambiente sin duda se repite al día de hoy sin una expectativa de solución distinta, por lo que queda bajo responsabilidad del cibernauta contar con paquetería actualizada y efectiva para disminuir los riesgos derivados de su actividad en línea, a diferencia del entorno de conexión de teléfonos inteligentes, mismos que en función de la appificación han logrado constituir un entorno más cerrado con funcionalidades predefinidas con relación a los sensores de los dispositivos, con lo que se ha generado un ambiente más seguro y con mayores mecanismos de supervisión y control de la actividad en línea.
Sin embargo, cuando más seguros nos sentimos con el avance de las paqueterías y aplicaciones a utilizar en nuestros entornos personales nos llegan diversas noticias que nos recuerdan que al día de hoy, seguimos tan expuestos como en los primeros días en que las conexiones entre computadores exponían prácticamente toda la información a través de dicha conexión, como recientemente se identificó que mil millones de gadgets, han quedado expuestos por una brecha en los chips wifi más comunes, misma que deja expuestos no solamente a los dispositivos conectados que hubieran utilizado dicha tecnología, sino a todos los computadores y smartphones que al día de hoy, pudieron haber sido afectados por dicha vulnerabilidad generada por defecto en la configuración.
Es es así, ya que para nadie es nuevo que el desarrollo tecnológico de diversos instrumentos, en principio de todos aquellos dispositivos conectados del internet de todo, en principio han sido diseñados para ser funcionales, pero que no cuentan con capas de seguridad suficientes para su uso, o inclusive, éstas capas son incompatibles con la propia funcionalidad, por lo que gran parte de la seguridad presente en nuestro entorno y de las brechas identificadas par cubrir, son solucionadas parcial o de manera contingente con parches, que se vuelven correcciones frente a problemas que requieren soluciones integrales, que a su vez, provocan nuevos niveles de riesgos y vulnerabilidades.
Ante este escenario las capacidades de la ciudadanía también deberían ser fortalecida para generar inmunidad digital.
Hasta la próxima.
Abogado especializado en TICs, privacidad y cumplimiento legal. Maestro en Derecho de las Tecnologías de Información y Comunicación por INFOTEC.